El reciente incremento de precios, especialmente de productos alimenticios, ha impulsado el riesgo de revertir los avances en la reducción de la pobreza. A pesar de que el ritmo de incremento ha disminuido, el aumento de precios persiste, recortando el poder adquisitivo de la población más pobre.3 Esta crisis tiene impactos diferenciados en las zonas rurales y urbanas, con mayores aumentos en las tasas de pobreza y extrema pobreza en las zonas urbanas, pero con mayor profundidad e incidencia de extrema pobreza en las áreas rurales, donde la población más pobre cuenta con niveles de desnutrición de más de un 60%.

Una de las respuestas que el GHO ha identificado para mitigar el impacto del aumento en los precios de los alimentos en la población más pobre, es la consolidación y ampliación de la Red de Protección Social (RPS), con énfasis en el programa de transferencias que ejecuta el Programa de Asignación Familiar (PRAF). Esto se debe a que uno de los objetivos de las transferencias es proteger el consumo del hogar, y se considera que PRAF ha demostrado capacidad de ejecución en esta área, contando con amplia cobertura en las aldeas rurales más pobres del país.